Era una noche tranquila más en Gobernador Virasoro, una localidad del interior de Corrientes, a unos 324 kilómetros al este de la capital provincial. Cerca de las 21 del miércoles, José Ezequiel G., un adolescente de 17 años, tenía intención de bañarse. La ropa que tenía intención de ponerse, estaba recién lavada, aún colgada, por lo que fue a buscarla. Y ahí llegó lo inexplicable, la tragedia: apenas tocó el tendedero, el menor recibió una descarga eléctrica que lo mató.
Sin pararse a pensar cómo sucedió, Sergio, su padre, lo metió en un auto particular y lo llevó al ala de emergencias del Hospital Doctor Miguel Sussini,. Los médicos del centro de salud le practicaron reanimación cardiopulmonar (RCP), pero no lograron devolverle la vida.
Ya con nada por hacer, quedaba un misterio que resolver, el de cómo pudo haberse electrificado de esa manera el tendedero. Por ello, personal de la Comisaría de Distrito Segunda, por orden del fiscal Luna Enciso, se dirigió al domicilio ubicado en la calle San Luis del Palmar y Empedrado.
Como era un día de mucha humedad y lluvia, el tendedero estaba a cubierto, en la galería de la casa. Los investigadores, al realizar su inspección ocular, descubrieron qué había pasado.
La línea en la que estaba colgada la ropa, tenía contacto con la chapa del techo de zinc, que presentaba conducto de energía eléctrica, solo que faltaba revelar la procedencia de esa energía. Continuado el exhaustivo análisis, descubrieron que esa chapa estaba rozando la conexión de la instalación eléctrica de un aire acondicionado de la casa de un vecino.
Esa fue la cadena de casualidades que acabaron con la vida de José. La causa está calificada como “supuesta muerte dudosa”.