Marcos Fernández, el primer cartero de Iguazú: «un papel crucial en la distribución de noticias»

"Acá las noticias llegaban a través de la taquigrafía; él sabía el código morse y recibía y enviaba las noticias", explicó Motta sobre la labor de su tío. Marcos Fernández desempeñaba un papel crucial en la distribución de noticias en el pequeño pueblo de aproximadamente 800 habitantes en ese momento. Además de ser el intermediario de las noticias, se convertía en el cartero local, entregando encomiendas a pie o a caballo.

Iguazú (LaVozDeCataratas) El 20 de enero pasado marcó un momento significativo en la historia de Iguazú durante el reconocimiento del edificio del correo como Patrimonio Municipal de interés histórico. En este evento, la responsable de la institución realizó la emotiva donación del casquete del primer cartero de Iguazú, un personaje destacado en la memoria de la ciudad. Su nombre era Marcos Fernández, un vecino pionero y figura crucial en los primeros días de la localidad.

Nacido en Corrientes, Marcos Fernández eligió establecerse en Iguazú en su juventud, atraído por la belleza del río y su destreza en el manejo de mulas, una habilidad que le valió responsabilidades en la incipiente comunidad. Su sobrina, Beatriz Motta, compartió recuerdos de aquellos días con LaVozDeCataratas

«Acá las noticias llegaban a través de la taquigrafía; él sabía el código morse y recibía y enviaba las noticias», explicó Motta sobre la labor de su tío. Marcos Fernández desempeñaba un papel crucial en la distribución de noticias en el pequeño pueblo de aproximadamente 800 habitantes en ese momento. Además de ser el intermediario de las noticias, se convertía en el cartero local, entregando encomiendas a pie o a caballo.

Marcos vivía en una modesta casa de madera cerca del correo y era conocido por su fuerte compromiso político, especialmente con el peronismo. Sin embargo, tras la Revolución Libertadora, fue despedido del correo y perseguido políticamente, lo que lo llevó a mudarse a Esperanza y abrir una panadería.

«Mi tío Marcos era muy peronista. Después con la Revolución Libertadora lo despidieron del correo e incluso fue perseguido políticamente», agregó Motta. «Por eso se fue a Esperanza y abrió una panadería. En el ’62, volvieron a Iguazú y abrieron una panadería junto con mi papá que tenía un almacén de ramos generales donde hoy está el Consulado Paraguayo».

Debido a la estrecha comunidad y relaciones personales en el pequeño pueblo, Marcos Fernández también forjó una conexión especial con Roberto Velázquez, quien más tarde se convertiría en alcalde de la ciudad.

En reconocimiento a la contribución de Marcos Fernández, cuando Roberto Velázquez fue intendente, le asignó su nombre a una calle en Villa Alta. Aunque puede que este gesto haya caído en el olvido en aquellos días no reglamentados, la reciente donación del casquete del primer cartero destaca la importancia de recordar y honrar a quienes contribuyeron al desarrollo y la identidad de Iguazú.

Beatriz Motta expresó su alegría por el reconocimiento a su tío, «Para mí fue una grata sorpresa saber que aún se conservaba eso y que recordaban a mi tío». Un gesto que destaca la importancia de preservar la memoria y reconocer las contribuciones valiosas de aquellos que ayudaron a construir la historia de la ciudad.

 

 

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