Yemanjá tuvo su celebración en la frontera con una navegación sobre el río Iguazú

La Fiesta de Yemanjá, comenzó en la Plaza de la Paz con una procesión hasta las orillas del río Iguazú. Más de 80 personas, en su mayoría devotos de Yemanjá, abordaron el Kattamaram II . Durante el trayecto, entre tambores y xequere, resonaban los deseos de un nuevo comienzo, tejidos en melodías que se elevaban como ofrendas a la gran Yemanjá.

Iguazú(LaVozDeCataratas) La celebración del Día de Yemanjá, la Reina de las Aguas o Reina del Mar, se ha convertido en una tradición arraigada en Foz de Iguazú que ya lleva casi 50 años. Esta festividad tiene sus raíces en el año 1976, cuando la ialorixá o madre de un santo, Benedita de Nanã, fundó el Templo del Reino de Oxalá en el Día de Yemanjá. Desde entonces, el templo y la Procesión de Yemanjá en las aguas de los ríos Iguazú y Paraná han sido inseparables.

La Fiesta de Yemanjá, comenzó en la Plaza de la Paz con una procesión hasta las orillas del río Iguazú, organizada por la Asociación Ile Ase Iga Ode precedida por la Mai Amanda Viera, el Templo Reino de Oxalá fundado por Vó Benedita, el Templo Luz de Oxalá y la Asociación del Pueblo de Terreiros, con el respaldo de la  Fundación Cultural.

Más de 80 personas, en su mayoría devotos de Yemanjá, abordaron el Kattamaram II . Durante el trayecto, entre tambores y xequere, resonaban los deseos de un nuevo comienzo, tejidos en melodías que se elevaban como ofrendas a la gran Yemanjá. La protección para el año que se inicia se pedía con fervor, y en ese instante, la esencia de la Reina de las Aguas se hacía presente, envolviendo a la comunidad en su manto.

En la ceremonia, madres de santo y simpatizantes a bordo de la embarcación dirigieron sus ofrendas a Yemanjá arrojando al agua regalos simples, especialmente perfumes, rosas blancas, amarillas.

Yemanjá, también conocida como Yemaya o Yemưja en yoruba, es una deidad africana que se ha adaptado en Brasil como la madre protectora de todos los ríos y del mar. Originariamente vinculada al río Ògùn en África, llegó a Brasil durante los días de la trata intercontinental de esclavos y se convirtió en un símbolo venerado por la comunidad afrodescendiente.

Nuestra Señora de los Navegantes es equivalente al Yemanjá, según la práctica conocida como sincretismo, adoptada por la Iglesia Católica desde los tiempos de conquista y colonia, pasando por la época de la esclavitud.