Iguazú(LaVozDeCataratas) El film de Demián Rugna y protagonizado por Ezequiel Rodríguez pasó con éxito por varios festivales y es la primera producción latinoamericana en ganar el primer premio de Sitges.
Cuando acecha la maldad es un film escrito además por Demián Rugna, un experto en el terror, ya que fue el hombre detrás de cámaras de Aterrados y Malditos sean!, entre otras producciones del mismo estilo.
La trama ocurre en medio de una población rural, sin definir, en la llanura pampeana. En la parsimonia absoluta de una casa ubicada en el campo, dos hermanos escuchan tiros. No entienden muy bien que pasa, pero saben que lo que va a ocurrir es algo malo: al salir, descubren un cuerpo partido en dos y algunos elementos extraños desperdigados por ahí.
Esto los va llevando a ir develando la verdad de la situación. En la casa de unos vecinos, un hombre corpulento, yace en la cama y no se puede mover. Su físico, decadente, está a punto de descomponerse. La desolación es total.
Los hermanos se dan cuenta que un ser maligno empieza, desde las sombras, a acechar los cuerpos de las personas más vulnerables para intentar ocupar ese espacio con un objetivo monstruoso. La única opción para ellos parece ser escapar, aunque, poco a poco, todo descenderá a un infierno en la Tierra difícil de desenmarañar.
La dinámica del film de Rugna está inmersa en una clase de películas de terror que están cruzadas por decenas de referencias dentro del horror, pero a su vez, también se nutre de condimentos de otros géneros.
El realizador parece haber hecho un cóctel en el que mezcló toda su cinefilia excelsa con un solo objetivo en mente: fundar casi un subgénero en sí mismo, el del terror rural gótico.
Rugna toma elementos del policial negro de Pecados Capitales, dirigida por David Fincher; tiene una inspiración directa de historias folk como La bruja, de Robert Eggers; y se pasea por detalles sacados de los slashers sureños de The Hills Have Eyes, de Wes Craven y La masacre de Texas, de Tobe Hooper.
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El resultado es una película que va teniendo una especie de efecto mariposa de la maldad, casi del estilo de las estremecedoras Eden Lake, Speak no Evil o la clásica Funny Games. La actuación de Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón y la participación de Luis Ziembrowski saca el aliento por completo.