Al llegar al sitio, confirmaron la veracidad de la denuncia: un perro de gran tamaño estaba atrapado en un pozo en construcción, que tenía una profundidad de aproximadamente 7 metros y no contenía agua.

Sin perder tiempo, se procedió al armado de un trípode para permitir el descenso de un rescatista y se instaló la iluminación necesaria para trabajar de forma segura en la oscuridad.

Con gran habilidad y cuidado, el rescatista descendió hasta donde se encontraba el perro, que respondía al nombre de Panda. Utilizando un sistema de polipasto, lograron izar tanto al rescatista como al animal de regreso a la superficie.

Una vez en tierra firme, Panda fue entregado a su aliviado propietario en buen estado de salud, gracias a la rápida intervención y profesionalismo de los bomberos voluntarios.

Con el deber cumplido, la dotación de bomberos recolectó su equipo y regresó al cuartel, dejando tras de sí un testimonio de dedicación y amor por los animales que merece ser reconocido.