Ludopatía en adolescentes: puede ser la puerta para la ansiedad y la depresión

La ludopatía, definida como un trastorno psicológico caracterizado por la compulsión a apostar, afecta gravemente la vida personal, familiar y académica de quienes la padecen. Pueden generar secuelas emocionales y psicológicas que también pueden incluir cambios de humor, tristeza e insomnio.

En Argentina, la participación de menores de 18 años en plataformas de apuestas online, así como en casinos y bingos, está prohibida por ley. Sin embargo, la adicción al juego, conocida como ludopatía, está aumentando entre los adolescentes, un grupo especialmente vulnerable debido a su etapa de desarrollo emocional y cognitivo.

La pandemia y el aumento de la conectividad potenciaron el negocio de las apuestas online en América Latina. Estas apuestas activan en el cerebro las mismas áreas que las sustancias psicoactivas, creando una dependencia mental similar. Históricamente, los jugadores patológicos eran mayoritariamente adultos mayores de 45 años que apostaban en lugares físicos. Hoy en día, la modalidad de juego virtual ha cambiado el perfil del jugador hacia jóvenes de 15 a 35 años, muchos de ellos estudiantes secundarios o universitarios, que pasan largas horas en plataformas online.

La ludopatía infantil genera secuelas emocionales y psicológicas, como cambios de humor, ansiedad, tristeza e insomnio. Incluso, también puede ser la puerta de entrada para la depresión. La mayoría de los adolescentes no son conscientes de que tienen un problema de juego y suelen percibir los riesgos asociados como algo que podría suceder en el futuro, pero no de forma inmediata y que podrán detenerse cuando quieran.

La adicción es definida como una dependencia física y psicológica persistente hacia sustancias o comportamientos, y puede manifestarse como ludopatía. Este comportamiento afecta no solo la salud mental y financiera individual, sino que también debilita las relaciones familiares. Tiene impactos importantes en toda la familia. La adicción al juego conlleva pérdidas económicas, acumulando deudas y, en algunos casos, llevando a prácticas financieras ilegales para mantener la adicción. La desconfianza y los engaños se vuelven comunes. Los jugadores tienden a mentir sobre la magnitud de su actividad de juego, creando un ambiente de secretismo. Este padecimiento ejerce un fuerte impacto emocional en las familias, generando estrés, ansiedad y vergüenza entre los miembros.

Debido a sus características, el juego online es muy adictivo, mucho más que el juego presencial. Esto se explica por la inmediatez del premio, la velocidad con la que se hacen las apuestas y la intimidad y comodidad con la que se puede jugar con cualquier dispositivo electrónico. Además, se puede jugar en cualquier momento y en cualquier lugar.

Medidas preventivas para controlar la ludopatía en los niños y adolescentes:  La prevención de la ludopatía infantil debe ser abordada desde múltiples frentes, explican los expertos. Además de la regulación de las apuestas online, es necesario implementar programas educativos que informen a los adolescentes sobre los riesgos del juego. Los clubes deportivos y las escuelas deben ser lugares clave para estas campañas de concientización.

Es muy importante que la familia transmita la idea de que involucrarse en juegos de azar puede conllevar riesgos, en contrapartida a la normalización y aceptación que existe por parte de la sociedad de estos comportamientos, evitando que los niños participen en juegos de azar durante la infancia.

Algunos indicadores de ludopatía en niños y adolescentes:

  • Apostar cuando se siente ansioso o deprimido.
  • Irritación si no juega (no despegarse del Smartphone).
  • Pedir dinero a otras personas: a otros familiares (abuelos) o a amigos, pidiendo que no se comunique a los padres.
  • Vender sus pertenencias, como por ejemplo, otros juegos.
  • Robar a compañeros o a los padres.
  • Arriesgar aspectos importantes de su vida como amistades y estudios por el juego.
  • Búsqueda de revancha, perder dinero, pero tener la fantasía de una apuesta que lo recupere y así apostar cada vez más dinero.
  • Mentir negando que juega con frecuencia.
  • Intentar dejarlo, pero ser incapaz.

Algunas acciones que pueden tomar para ayudar a un menor en riesgo:

  • Establecer límites claros: definir horarios específicos para el uso de dispositivos electrónicos y supervisar el contenido al que acceden los niños. Aunque esto puede parecer difícil de implementar, es esencial para establecer otros tipos de límites en edades y situaciones más complejas.
  • Hablar sobre los riesgos del juego compulsivo y las apuestas online: utilizar documentales, discutir casos recientes en las noticias o experiencias cercanas para abordar el tema con los niños.
  • Solicitar ayuda profesional cuando sea necesario: consultar a un psicólogo o psiquiatra si se observan signos de compulsión al juego. Es crucial contar con una perspectiva profesional, ya que pueden existir problemas subyacentes encubiertos por el juego, como cambios de comportamiento, aislamiento, irritabilidad o alteraciones en los patrones de sueño y alimentación.
  • Fomentar la participación en deportes, hobbies o actividades sociales: crear espacios donde los niños puedan encontrar satisfacción y mantenerse alejados del entorno virtual. Promover el contacto con la naturaleza y actividades que requieran mayor actividad física y menos pasividad.

 

Fuente Infobae

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