Iguazú(LaVozDeCataratas) Fuguet explicó que la ingeniería agronómica es una de las profesiones más amplias y versátiles. «Es una disciplina con muchas incumbencias. Puedes especializarte en producción agropecuaria, producción animal, genética, ingeniería mecánica para maquinaria agrícola, riego, y hasta construcción de infraestructuras como represas para riego y canales de drenaje», comentó.
«Llegué a Iguazú en 1985, cuando el Ejército me contrató para dirigir el establecimiento industrial en Puerto Península. Allí, me encargué del manejo del aserradero, incluyendo la gestión de máquinas de afilar, carpintería, talleres y usina. En Península, supervisé el obraje de monte nativo y las forestaciones, que incluían pino, eucalipto, cedro australiano y palmito. También realizábamos obrajes de hierba y palmito.
Más tarde, trabajé en el INTA en el Plan Pro Huerta, asesorando sobre huertas domiciliarias y comunitarias en Iguazú y Libertad. Posteriormente, fundé una empresa de paisajismo. Como ingeniero agrónomo, y estando casado con una arquitecta, combinamos nuestras especialidades para desarrollar proyectos de paisajismo. Nuestra obra más destacada fue la parquización del casino, aunque también trabajamos en numerosos hoteles. Este tipo de trabajo, que incluye el paisajismo y el mantenimiento de espacios verdes, forma parte de las incumbencias de un ingeniero agrónomo.»
También está involucrado en la inocuidad alimentaria como representante técnico para depósitos de cebolla y frutas y verduras, una función exigida por el SENASA.
Fuguet subrayó la importancia del control de suelos, la fertilidad y la erosión, tareas que son cruciales para el manejo agropecuario. «Los ingenieros agrónomos juegan un papel fundamental en el mantenimiento de los suelos. Aunque a veces hay roces con otras especializaciones como los forestales, nuestra responsabilidad abarca tanto la vegetación como la producción animal», explicó.
Consultado por las 2000 hectáreas, el ingeniero Fuguet comentó: «El terreno está excesivamente microparcelado, lo que dificulta la creación de una unidad económica productiva. En parcelas pequeñas, solo se pueden realizar producciones concentradas, como en hidroponía, que permite grandes rendimientos en espacios reducidos. Una de las principales limitaciones de la producción en Iguazú ha sido el acceso al agua. La zona de granjas, por ejemplo, fracasó en gran parte debido a la falta de agua. Durante mi asesoría con el intendente Timoteo Llera, enfrentamos dos problemas cruciales: primero, la plaga de hormiga minera. Con la colaboración del Ministerio de Asuntos Agrarios, distribuimos un producto entre los productores y las granjas abandonadas, y logramos casi erradicar la plaga. Sin embargo, el problema del agua persistió.
En las 2000 hectáreas, la situación es similar. Prosperan las áreas que cuentan con un arroyo, siempre y cuando no esté contaminado, lo cual es un riesgo frecuente. O, alternativamente, aquellos que pueden permitirse perforaciones, aunque estas en Misiones a menudo son problemáticas: a veces funcionan por un tiempo y luego se secan. Si consideras las 2000 hectáreas y restas la superficie ocupada por caminos y arroyos, y además las áreas residenciales, te das cuenta de que el área productiva efectiva es mucho menor. En realidad, no llegan a ser 1000 hectáreas útiles. Por lo tanto, en microparcelas es muy difícil lograr una producción a escala económica. Podría sostenerse una chacra agroecológica que sirva para el turismo y produzca orgánicos, pero no es sencillo ni rentable a gran escala.
En el Gobierno de Timoteo Llera, el arquitecto Garay estaba planificando el uso de las tierras. En esa época, coincidía con la idea de que las 2000 hectáreas debían destinarse a viviendas y servicios para los pobladores de Libertad y Wanda, allí permitiría facilitar grandes producciones, desde lechugas hasta palmito. Así, las 2000 hectáreas podrían tener un futuro habitacional, como se está viendo actualmente. Lo que se debe fomentar es un gran cinturón hortícola después del parque y Península, donde hay tierra disponible y las chacras no son tan caras. Esto permitiría producir a escala económica.»
En cuanto a sus proyectos personales Fuguet será el representante técnico de una empresa encargada de realizar un desmonte en el aeropuerto debido al crecimiento del monte, que está obstruyendo la visión desde la nueva torre. La vegetación ha llegado a un nivel que impide una visión clara de las cabeceras, por lo que será necesario llevar a cabo un par de desmontes en esa área.
La conversación con el ingeniero Fuguet ilustra la vasta extensión y la profundidad de la ingeniería agronómica, así como los desafíos y logros que enfrenta en su práctica diaria.