Raimundo Lencinas nació el 4 de septiembre de 1964 en San Luis del Palmar, provincia de Corrientes. Hijo de Sara Gómez y Teodoro Lencinas, fue parte de una familia numerosa de 12 hermanos. Fue bautizado en la Catedral de Corrientes el 14 de julio de 1965. Como muchas familias del interior, los Lencinas enfrentaron dificultades económicas y se vieron en la necesidad de emigrar a Buenos Aires. Raimundo recuerda el momento con gratitud: “Me acuerdo que cuando vinimos, mi mamá me trajo a mí, a mis hermanos y una imagen grande de la Virgen de Itatí”, cuenta el padre.
Durante su niñez en Buenos Aires, fue su madre quien con su devoción sencilla y profunda despertó en Raimundo la vocación religiosa que fue madurando con los años. Fue confirmado en septiembre de 1979 en la Parroquia «Ntra. Sra. del Milagro» de Bosques, por el Obispo Jorge Novak, el mismo que lo ordenó como diácono en la Catedral de Quilmes el 20 de marzo de 1998 y posteriormente como sacerdote el 19 de septiembre de ese mismo año, en «la Carpa de la Virgen».
Al referirse a la sorpresa organizada por los fieles de Iguazú, Raimundo expresó conmovido: «Le digo que fue una sorpresa esta fiesta. Yo venía para celebrar la misa, mi cumpleaños con amigos y los 25 años de sacerdocio. Realmente fue una alegría inmensa, o sea que la gente haya preparado esto, no me lo esperaba con toda esta gente. Muchísimas gracias».
El sacerdote, quien compartió 15 años con la comunidad de Cristo Redentor, destacó la conexión especial que tuvo con Iguazú: “Le decía a la gente en la misa hoy, que cuando uno toma agua de las Cataratas, uno quiere quedarse. Pero la vida nuestra es así, o sea Dios nos va llevando a distintos lugares. Ahora tomé el agua del Pepirí en Bernardo de Irigoyen, estoy muy feliz con la sorpresa”, agregó.
El cariño de la comunidad hacia el Padre Raimundo es innegable. Durante su tiempo en la parroquia, supo ganarse el afecto de todos por su sencillez y compromiso, y esta celebración fue una muestra del aprecio que los fieles sienten por él.