Las Leónidas: cómo y cuándo observar la lluvia de estrellas fugaces

Este año, el 17 y 18 de noviembre se perfila como el mejor momento para observarlas, a pesar de que el brillo de la Luna pueda interferir. En cualquier caso, para aquellos apasionados por la astronomía, la constancia de este fenómeno recuerda que, más allá de la tecnología y las ciudades iluminadas, el cielo sigue siendo un escenario majestuoso y natural que, año tras año, se convierte en el centro de atención.

Iguazú (LaVozDeCataratas) Este mes, los cielos nocturnos ofrecerán un espectáculo astronómico único. Se trata de la llegada de la lluvia de meteoros de las Leónidas, un evento que despierta el interés de aficionados y expertos por igual.

Visible a mediados de noviembre, la lluvia de meteoros Leónidas es un fenómeno astronómico particular que puede prometer decenas de estrellas fugaces por hora, pese a las complicaciones que podría presentar la presencia de la Luna llena.

La lluvia de meteoros Leónidas ocurre cuando la Tierra atraviesa la estela de partículas que dejó el cometa Tempel-Tuttle cuando pasó cerca de nuestro planeta. Este cometa, oficialmente designado como 55P/Tempel-Tuttle, fue descubierto por el astrónomo alemán Wilhelm Tempel en 1865 y, semanas después, también por el astrónomo estadounidense Horace Tuttle.

La lluvia de estrellas Leónidas alcanzá su punto máximo entre el 17 y 18 de noviembre bajo la constelación de Leo (Observatorio Astronómico Nacional)La lluvia de estrellas Leónidas alcanzá su punto máximo entre el 17 y 18 de noviembre bajo la constelación de Leo (Observatorio Astronómico Nacional)

Sin embargo, la coincidencia del pico de las Leónidas con la fase de Luna llena, el 15 de noviembre, significa que el brillo de nuestro satélite podría opacar algunos de los meteoros menos luminosos, dificultando la observación.

Los astrónomos sugieren que, para maximizar la experiencia, es ideal observar en lugares alejados de fuentes de luz artificial, y buscar momentos específicos en los que la Luna esté baja en el horizonte. En las primeras horas de la mañana, cuando la constelación de Leo, radiante de las Leónidas, se eleva en el cielo, la visibilidad podría ser mejor. Este enfoque podría permitir a los observadores disfrutar de algunos de los meteoros más brillantes.

Las Leónidas tienen su origen en el cometa Tempel-Tuttle, que deja una estela de partículas cada 33 años (REUTERS)Las Leónidas tienen su origen en el cometa Tempel-Tuttle, que deja una estela de partículas cada 33 años (REUTERS)

La lluvia de meteoros de las Leónidas es única entre otros eventos astronómicos por su capacidad de producir “tormentas de meteoros” aproximadamente cada 33 años, durante las cuales la tasa horaria cenital (ZHR, por sus siglas en inglés) puede superar los 500 meteoros por hora.

Esto se debe a que la Tierra pasa a través de corrientes de polvo más densas dejadas por Tempel-Tuttle en sus órbitas anteriores. De hecho, uno de los eventos más memorables ocurrió en 1833, cuando se registró una espectacular tormenta de meteoros con un ZHR de hasta 100.000 meteoros por hora, iluminando los cielos de América del Norte. Este fenómeno impresionó tanto a los testigos que motivó el desarrollo de teorías modernas sobre el origen de los meteoros.

Este año, se menciona el posible cruce de la Tierra con una corriente de partículas de 1733, la misma que podría haber originado la tormenta de meteoros de 1866. La expectativa de una tormenta de meteoros similar a la de 1833 o 1966 es baja, pero la posibilidad de “leones rugientes”, como se les llama a las Leónidas, sigue presente.

Para observar las Leónidas, es importante buscar un área con cielos despejados y alejado de la contaminación lumínica. Aunque el punto de origen de esta lluvia, conocido como el radiante, se encuentra en la constelación de Leo, los meteoros pueden aparecer en cualquier lugar del cielo. Los mejores momentos son las primeras horas antes del amanecer, cuando el radiante está más alto en el cielo, permitiendo una visibilidad óptima.

Las lluvias de meteoros de las Leónidas se han mantenido relativamente estables en términos de actividad durante las últimas dos décadas. Los expertos predicen que en 2025 podríamos experimentar un aumento en la actividad de las Leónidas debido al cruce con otra estela de polvo de 1699, la cual podría intensificar la cantidad de meteoros visibles.

En cuanto a los espectadores de 2024, quienes logren encontrar las condiciones adecuadas y estén dispuestos a soportar las horas de la madrugada, podrían tener la suerte de ver una de las lluvias más icónicas de la astronomía. Como una tradición anual, las Leónidas ofrecen una oportunidad de conexión con la historia y el cosmos, recordándonos las vastas fuerzas naturales que afectan a nuestro planeta y la belleza fugaz que solo unos pocos meteoros pueden traer a nuestros cielos.

Aunque las condiciones lunares no son las ideales, las Leónidas representan una de las pocas lluvias de meteoros que han capturado la atención de la humanidad durante siglos.

Fuente Infobae

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