El cruce de Iguazú-Foz continúa siendo un pilar del turismo regional, consolidándose como un punto estratégico para los viajeros que buscan disfrutar de la riqueza natural y cultural del corazón de Sudamérica.
Ante este intenso movimiento, los problemas se generan en las largas filas para el control de Migraciones con Argentina. En el acceso al país, la situación se vuelve insostenible: Personas de todas las edades soportan largas esperas bajo el sol intenso. Ánimos alterados, frustración y enojo se hacen sentir. Niños y adultos mayores también quedan expuestos a condiciones que son inhumanas.
Las autoridades han reforzado los controles migratorios y las medidas de seguridad para garantizar un tránsito ágil y seguro, pero no es suficiente y los visitantes se hacen sentir.