Iguazú (LaVozDeCataratas) La investigadora Daniela Ayala, estudiante avanzada de la Licenciatura en Genética (FCEQyN – UNaM) e integrante del Programa de Investigación Entomología de Misiones, participó en el estudio, aplicando conocimientos de entomología forense para analizar larvas y hongos en condiciones de laboratorio. En diálogo con FM Universidad 98.7, Ayala destacó:
“Todos sabemos de infestaciones por miasis en animales, pero no había sido documentado un caso así en yaguaretés. Poder tener un primer hallazgo en esta especie es emblemático”.
El hallazgo
El ejemplar fue capturado en abril de 2024 como parte de una actividad de monitoreo sanitario y conservación desarrollada por instituciones como Proyecto Yaguareté, Güirá Oga, IMiBio, INMeT, PrEM (UNaM) y la Universidad del Salvador. Durante el chequeo, los especialistas detectaron una infestación de miasis en el lomo del animal, probablemente causada por la postura de huevos en heridas abiertas o cavidades naturales.
El equipo de investigación realizó un hisopado de la cavidad nasofaríngea, donde también se hallaron larvas. Al cultivar las muestras a 27 °C, observaron un fenómeno inusual: larvas de Cochliomyia hominivorax adquirieron un tono rosado, lo que indicaba que se alimentaban de un hongo presente en el entorno. El análisis posterior, realizado por la bioquímica Katherina Vizcaychipi (IMiBio – INMeT), confirmó la presencia del hongo Rhodotorula sp. en el cultivo, junto a entre 10 y 12 larvas activas.
Nuevas preguntas científicas
Ayala explicó que esta interacción entre hongo y larva aún no está descripta científicamente y representa una oportunidad única para explorar relaciones tróficas en la fauna silvestre:
“Las larvas se alimentaron del hongo. Por eso el color rosa. El principal aporte es poder analizar estas dinámicas ecológicas que aún no conocemos. No sabemos si esta relación es benéfica o perjudicial para el hospedador, en este caso, el yaguareté”.
La presencia del parásito Cochliomyia hominivorax no es menor: se trata de un agente que puede causar graves daños en el ganado y animales domésticos, e incluso provocar la muerte en casos de infestación severa. Su aparición en una especie tan vulnerable como el yaguareté enciende señales de alarma sobre los impactos del contacto entre fauna silvestre y doméstica.