Iguazú (LaVozDeCataratas) Son personas que no ocupan titulares, pero que con su constancia y su historia dejan huella. Uno de ellos es Vinicio Báez mas conocido como “Mulita”, un personaje querido y reconocido por comerciantes y vecinos, que desde hace 34 años recorre las calles de Iguazú con su moto, vendiendo lo que puede, llevando encargos, buscando el pan del día.
El apodo, nos cuenta, nació de una observación certera de un patrón que lo describió como “muy terco”. Pero no era terquedad sin razón. «Mulita» solo quería hacer las cosas bien, y esa firmeza se volvió su sello.
“Sí, seis hijos tuve, pero crié cinco, uno era prematuro… se fue”. La vida le enseñó a seguir andando. No hay día que no salga a trabajar bajo lluvia o sol. La rutina no es fácil, pero él no se detiene: “Hay que andar, hay que recorrer, hay que buscar, como todos”.
Su clientela son los locales comerciales, vecinos que lo esperan, que lo conocen. Aunque también, como él dice, hay días difíciles: “El fiado no existe, cuesta mucho. No es solo que no te paguen… es que después cuesta reponer”. Con la economía informal a cuestas, Mulita enfrenta el día a día sin certezas, con la obligación de comprar cada jornada lo que va a vender. “Yo trabajo al contado, todos los días tengo que estar comprando, sí o sí”.
Detrás de esa figura, hay una historia de lucha silenciosa, de esos héroes cotidianos que forman parte de la memoria viva de Iguazú. En su moto no solo lleva productos. Lleva también la historia de un hombre que no se rinde, que cree en el valor de la palabra, que aunque la vida le haya arrebatado cosas, sigue apostando al trabajo y al respeto.
Hoy, “Mulita” es parte del paisaje, sí, pero sobre todo, es parte del corazón de Iguazú.