En busca de prevenir el dengue, científicos tucumanos elaboraron un repelente a base de plantas naturales.
El equipo de trabajo que lideró esta iniciativa estuvo compuesto por Marcos Gabriel Derita, Exequiel Elías González y María Julieta Moreno, también miembros del instituto científico.
Asimismo, el profesor Juan Zurita, responsable de la asignatura “Proyectos socio comunitarios con orientación a las Ciencias Naturales”, del centro educativo, cumplió un papel fundamental al involucrar a sus alumnos en esta actividad.
Etapas de la actividad: Como primera medida, los estudiantes realizaron un relevamiento epidemiológico en el Centro de Atención Primaria de Salud de la zona, lo que les permitió identificar esta problemática. Luego, docentes y alumnos recibieron una capacitación en Buenas Prácticas de Laboratorio, en lectura de pictogramas de seguridad química, y en uso y función de equipamiento de seguridad específico para esta tarea por parte de los especialistas del Inbiofal. También recibieron información sobre normas básicas de trabajo en laboratorio: el tipo de materiales, el envasado, el rotulado y el tratamiento de residuos.
Pruebas: En la fase inicial de laboratorio se formularon dos geles repelentes para mosquitos que, más adelante, fueron probados por la comunidad de Amberes. La encuesta se realizó en voluntarios sanos mayores de 18 años y se evaluaron parámetros como la ausencia de edema y de eritema; la extensibilidad y la velocidad de secado; y también, las características organolépticas, que son aquellas que pueden percibirse de forma directa por los todos sentidos sin utilizar aparatos o instrumentos de estudio. “En esta actividad, la comunidad se involucró activamente; lo que generó una retroalimentación muy valiosa para el proyecto”, confiesa Sesto Cabral.
Luego de haber recolectado el material vegetal, el grupo de estudiantes se encargó de la elaboración de 20 kilos de gel en el laboratorio de la escuela, que fue distribuido entre la población local durante octubre y noviembre. “Este enfoque integral les permitió comprender todo el proceso, que va desde conocer las potencialidades de la planta hasta el producto final; resaltando la importancia de la flora local y promoviendo alternativas naturales a los repelentes comerciales”, concluye la investigadora.
Fuente lmneuquen.com