¿Qué le pasa al cuerpo si consumimos harinas todos los días?

Es uno de los alimentos que más fue demonizado en el último tiempo. Incluso, muchas personas, sin una condición médica que lo indique, decidieron eliminarlo de su dieta cotidiana. Cómo impacta su ingesta en el organismo

En pos de comer mejor y llevar una alimentación más equilibrada, muchas personas optaron, en el último, tiempo por dejar las harinas. Es que son un grupo de alimentos estigmatizados, tanto por su efecto en el peso corporal, como por su reciente evidencia de que serían perjudiciales.

En ese punto, suele “meterse en la misma bolsa”, como suele decirse, a todas las harinas, cuando en verdad son las harinas refinadas las que habría que reducir o eliminar para cuidar la salud en general.

Pero lo cierto es que, cuando en la actualidad se habla de “dejar las harinas”, se hace referencia a todos los alimentos que contienen almidones, entre los que se incluyen pan, galletitas, pastas, papa, maíz y sus derivados, batata y otros tubérculos, arroz blanco, azúcar y productos que contengan azúcar.

Según la médica especialista en Nutrición, Mónica Katz (MN 60164), directora de la diplomatura de Obesidad en Universidad Favaloro, del Centro Dra. Katz y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN),“en este momento se asiste a un fenómeno único de ‘carbofobia’ nunca antes visto”.

Los carbohidratos son el combustible del cuerpo, por lo que hacerlos a un lado completamente de la alimentación puede resultar perjudicial (Getty)Los carbohidratos son el combustible del cuerpo, por lo que hacerlos a un lado completamente de la alimentación puede resultar perjudicial (Getty)

Una porción importante de la ingesta de carbohidratos en la población proviene de harina refinada en forma de galletas, pasteles, cereales, pan y pasta.

La harina refinada alguna vez fue exaltada por su supuesta “pureza” y considerada superior a la harina integral. Sin embargo, en las últimas décadas, la ciencia de la nutrición reveló que la harina refinada es menos saludable, precisamente porque en el proceso de refinamiento se eliminan gran parte de sus nutrientes.

En concreto, existen tres problemas principales que resultan del consumo de harina refinada:

  • Eleva el azúcar en sangre y la insulina, provocando disfunción metabólica.
  • Tiene pocos nutrientes y contiene aditivos nocivos.
  • Desplaza de la dieta los alimentos más saludables.

La experta explicó que, justamente, “el gluten es el que produce inflamación porque el intestino en general no está preparado para digerir semejante cantidad”.

En el caso de algunas harinas refinadas, otros componentes ligados a la forma de cultivo y producción agrícola es lo que puede causar la hinchazón.

“Por otro lado, la cantidad de pesticidas, bactericidas, fungicidas, etc. que se usan en la agricultura para que la planta de trigo sea resistente a las plagas, sumado a los fertilizantes y a que se modificó genéticamente el trigo y se hizo transgénico para que sea más grande el grano, más resistente a los cambios de clima, es muy lógico que produzca intolerancias, distintas a las celiaquías”, analizó la nutricionista.

Para ella, “este trigo tan modificado da por resultado moléculas tan grandes, que el ser humano no está preparado para digerirlas, entonces pasan del estómago al intestino en un tamaño que es mayor del que debería ser y después empiezan a lastimar la mucosa y la pared intestinal generando distintos grados de inflamación”.

En la actualidad, más allá de la celiaquía, muchas personas presentan una cierta sensibilidad al gluten o intolerancia, que puede hacer que al comer este tipo de alimentos noten o padezcan problemas gastrointestinales como hinchazón, diarreas, malestar o estreñimiento.

Entre quienes buscan bajar de peso, más que eliminar las harinas, se debe controlar la cantidad y frecuencia de consumo (Getty)Entre quienes buscan bajar de peso, más que eliminar las harinas, se debe controlar la cantidad y frecuencia de consumo (Getty)

“Por supuesto que entre los cereales hay mejores y peores en calidad; cuanto más integral y más entero sea el cereal será mejor que si es más refinado”, comenzó Katz en este punto. Y agregó: “Pero hoy se le tiene miedo a un pan integral con semillas, a un pan de masa madre de buena calidad y eso es preocupante. Hoy hay gente que no consume arroz, alimento que consumen pueblos que característicamente son saludables en términos de comida y delgados, en un mundo preponderantemente obeso”.

Ahora, si de evitar el aumento de peso se trata, “por supuesto que siempre importa la cantidad”. “Y de alguna manera, también influye el modo en que se consume un alimento, la frecuencia, si se lo come compulsivamente, si su consumo se usa para regular emociones, etc.”, amplió la experta, para quien “siempre son varias las características que importan cuando se habla de alimentación de calidad, y en el caso de las harinas, por supuesto importa la cantidad”.

En opinión de Katz, “está instalado que las harinas engordan versus cualquier otro alimento porque en la década del 80 se creía que todas las harinas que se comían, en el cuerpo se transformaban en grasa”.

“Pero en el año 85, varios trabajos de autores muy importantes mostraron claramente que, por ejemplo, de 500 gramos de harina que comemos, solo formamos 5 gramos de grasa”, aclaró Katz.

Así, en su mirada, “lo que engorda cuando se come harina es lo que se le agrega a la pizza, la manera en que se cocinan las empanadas, la cantidad de grasa y azúcar que tiene una factura, pero no la harina en sí misma, y eso confunde un poco. Creo que llegó el momento de hablar claro, y decir que las harinas no son peligrosas; lo que es peligroso es el exceso y sobre todo la mala calidad de harinas”, remató.

Muchas personas sin padecer celiaquía o intolerancia al gluten, deciden eliminar de su alimentación las harinas (Imagen Ilustrativa Infobae)Muchas personas sin padecer celiaquía o intolerancia al gluten, deciden eliminar de su alimentación las harinas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Bien sabido es que los carbohidratos son el combustible del cuerpo, por lo que hacerlos a un lado completamente de la alimentación puede resultar perjudicial.  Sin embargo, su consumo excesivo también es perjudicial para la salud.

Lo ideal es restringir el consumo de las harinas, o al menos reemplazar las harinas blancas, que son las más procesadas. De hecho, deben su color al proceso de refinamiento, en el que se eliminan todos sus nutrientes, por lo que resultan menos sanas.

Reemplazarlas por las harinas integrales bien podría ser una opción, ya que estas conservan la fibra, sus vitaminas y minerales.

Los especialistas coinciden en que no es necesario ni recomendable eliminar las harinas por completo, pero sí restringirlas o moderarlas.

Consumidas en exceso, las harinas pueden desencadenar algunas enfermedades (Freepik)Consumidas en exceso, las harinas pueden desencadenar algunas enfermedades (Freepik)

Qué enfermedades puede provocar el consumo de harinas en exceso: Como se vio, en cantidades mínimas, las harinas no causan efectos significativos; es su ingesta excesiva y frecuente lo que puede producir algunas reacciones indeseadas en el organismo.

Algunas consecuencias de consumirlas en exceso pueden ser:

  • Riesgo de diabetes
  • Sobrepeso
  • Problemas de digestión
  • Riesgo de depresión
  • Predisposición a las intolerancias
  • Mayor riesgo de enfermedades inflamatorias

 

Fuente Infobae

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