Este incremento en la demanda ha tenido un impacto directo en los precios: en julio, el precio promedio de la carne subió un 5%. Aunque este aumento es moderado en comparación con otros sectores, se anticipa que los precios podrían aumentar un 6% en las próximas semanas debido a un «movimiento estacional» que tiende a intensificarse con la proximidad del verano.

A pesar de los signos lentos de recuperación en el consumo interno, las expectativas de aumentos en los precios de la carne vacuna y porcina se consolidan. El sector enfrenta el desafío de equilibrar esta creciente demanda con la presión sobre los precios, en un contexto donde las exportaciones también juegan un papel crucial.