Iguazú (LaVozDeCataratas) Jussara Di Benedetto, una reconocida formadora teatral, que desde hace diez años se dedica a la compleja tarea de convertir a sus alumnos en verdaderos actores, capaces de contar historias con profundidad y autenticidad. Según Jussara, el teatro no es solo una cuestión de memorizar diálogos o subirse al escenario; es una disciplina que requiere empatía, imaginación y un profundo entendimiento del personaje que se interpreta.
«Siempre les digo a mis alumnos que los actores somos contadores de historias, y para contar una historia, uno debe conocerla, sentirla y vivirla», explica Jussara. «No se trata solo de aprenderse un guion de memoria, sino de entender y empatizar con el personaje, incluso si es alguien con quien normalmente no estaríamos de acuerdo en la vida real. Esto implica amar a ese personaje, aunque la sociedad lo condene.»
Este enfoque, según Jussara, es lo que realmente distingue a un actor. El proceso es particularmente desafiante cuando se trabaja con adolescentes, a quienes se les pide que interpreten roles complejos, como dictadores o ladrones, personajes que en la vida cotidiana podrían resultarles detestables. «El verdadero reto es amar a esos personajes para poder encarnarlos de manera convincente», señala.
Además de enseñar a sus alumnos a meterse en la piel de sus personajes, Jussara también enfatiza la importancia de la integración. En sus talleres participan niños y jóvenes con diversas condiciones, como autismo o hiperactividad, diagnosticados y no diagnosticados. «Trabajamos con la integración de todas las condiciones: psicológicas, físicas y económicas», dice Jussara, quien ve en el teatro una herramienta poderosa para el desarrollo personal.
La pandemia y las dificultades sociales actuales han dejado huellas profundas en la manera en que los jóvenes se comunican y se relacionan, algo que Jussara percibe claramente en sus talleres. Sin embargo, ella ve en el teatro una vía para superar estos obstáculos, ayudando a los jóvenes a reconectarse con los demás y con ellos mismos. «El teatro no es solo un espacio para actuar, sino un lugar donde los niños pueden desarrollar su creatividad, aprender a comunicarse mejor y, sobre todo, a entender y respetar las diferencias», comenta.
Jussara también se enfrenta al desafío de educar a las familias sobre el valor del teatro. Muchos padres no entienden inmediatamente los beneficios que la práctica teatral puede aportar a sus hijos, más allá del simple hecho de subirse a un escenario. «Es complicado explicar que el teatro va mucho más allá de la actuación; es un proceso largo que involucra la lectoescritura, la empatía, la creatividad y la socialización», explica.
Para Jussara, el teatro es un proceso transformador tanto para los actores como para el público. Crear actores es un camino largo y complejo, pero ella está convencida de que los resultados, aunque a veces tardan en manifestarse, son profundamente enriquecedores. «Trabajar con niños es gratificante porque se ven los resultados más rápido, pero también es un desafío enseñar a adultos a reconectar con su lado lúdico», concluye Jussara, reafirmando su compromiso con la enseñanza del teatro como un medio para transformar vidas.
Las clases de Teatro y Expresiones corporales, a través del municipio, se dictan en el Centro NIDO del barrio Los Cedros desde las 17. 30 horas, los viernes y desde las 18 horas, los días martes. En la Casita Up los lunes, a las 18.3o horas, destinado a Taller Infantil y en Barrio Nuevo Iguazú, los miércoles a las 19 horas, para jóvenes y adultos.